martes, octubre 20, 2009

Tres tristes tigres


Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal.
En tres tristes trastos tres tristes tigres tragaban trigo.
Tres tristes tigres tragaban trigo.
En un trigal, en tres tristes trastos, tres tristes tigres tragaban trigo.
¡¡¡Tres tristes y mugrosos tigres tragaban mugroso trigo en tres mugrosos y tristes trastos!!!

Historicamente este trabalenguas me ha costado (me cuesta) trabajo pronunciarlo; se me hace especialmente confuso por la erres, según creo, por el sonido que causan con la t, o vayan ustedes a saber que clase de avería cerebral me lo ocasiona.
Me acordé de este trabalenguas ayer en un ratito que me traumé, me frustré, me ofusqué, me puse neuras o algún otro término parecido; situación emocional a la que no llegué gratuitamente pues fue causada por la siguiente situación:

Recordarán que la otra vez me puse depre porque aquel muchachillo que me gusta no notó mi existencia cierto día; bueno, pues ayer aparentemente me volví a materializar y ya soy visible porque le volví a decir hola y me respondió. Ya se imaginarán la estúpida y obsesiva cara de felicidad que eso me ocasionó. También se sucitó un hecho inusual (y al que solo yo llamaría inusual) pues este muchacho después de que lo saludé cuan él iba entrando al salón, se estacionó y dejó su mochila en la mesa en la que yo estaba (las mesas son de dos plazas, digamos). Yo asisto a esa clase pero él no, él solo venía acompañando a una amiga, la amiga estaba al lado, él recargado en la mesa y yo haciendo mi tarea en la misma mesa.
Pensarán, seguramente, y con todo el sentido común del mundo, que esa era la ocasión perfecta para hablarle, para acercarme más, para romper el hielo, decirle alguna burrada, hablar del clima, de la política... de lo que sea.

Y... ¿Saben qué hice?¿Saben qué hizo el idiota de yo?
Nada. No dije ni una pinche palabra. En los 15 minutos que estuvimos en la misma mesa no pude decirle nada. No pude, no pude... no supe qué decirle, no tenía nada qué decir... me dió miedo.
No es la primera vez y no es con la primera persona con la que detecto esta imposibilidad para hacer conversaciones, ya van varias.
Historicamente, socializar me es muy difícil, así como me es difícil aquel trabalenguas. No se me da muy natural el ser sociable y ultimamente he empeorado. Ya no puedo hablarle a la persona que tengo ahí al lado.

Después de esos quince minutos en la clase, me salí sin decir palabra y busqué un rinconcito oscuro y solitario para atormentarme por mi idiotez. Ahí repetí varias veces el trabalenguas...

Tres tristes trigues... tigres tragaban tigro... trigo en tres tistes... tristes...tristes trastos...
Tres tristres trigres... ¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh!!!

¡¡¡Pinches tigres!!!

P.D. Sigo sin mucho cabello después de raparme, por lo que este monito segura semi pelón hasta que me crezca la mata. :P






martes, octubre 13, 2009

Días de invisibilidad

El otro día me rapé.


No es la primera vez que lo hago, y no será la última. Tampoco es la vez que más corto lo he tenido, hace como 3 meses me lo había cortado al rape y mucho más al ras. Tampoco es que sea el estilo que mejor me quede (de hecho me veo más orejón, más narizón y más ojón), pero es muy cómodo no traer cabello que peinarse.

Y bueno, esta vez me rapé a media semana cuando generalmente lo hacía en vacaciones y ya cuando volvía a clases tenía un poco más de cabello, hecho por el cual se desató un efecto inesperado:

Creo que el poder mutante que me permitía hacerme un ser tangible y visible se debilitó considerablemente al perder mi cabello. Me volví ligeramente más invisible de lo que ya estaba acostumbrado a ser.

Y es que pasó, varias veces, que cuando caminaba por algún pasillo y me encontraba a alguien conocido lo saludaba, pero esa persona me ignoraba completamente. Ni siquiera notaban mi saludo y seguían de largo.
Me pasó con varios compañeros de otros grupos y con varios maestros, y se siente bien gacho hacerse así de invisible. Acabé ese día un poco enojado y pues tristón, fue raro que tanta gente no me reconociera que no me vieran. Ese fue el primer día que fui a rapa.

El segundo día fue la cereza del pastel; primero de algunos maestros noté que no me reconocían, pero me valía gorro, total no me deben nada. La que me dolió fue de un tipo con el que tomo una clase que no me reconoció, o si me reconoció ni siquiera me miró. Desde que llegó a la clase no me volteó a ver, yo lo miré pero no volteaba; cuando salió no me miró y cuando yo salí ni notó mi existencia. Y este sujeto es quien me gusta, el muchachillo que en el otro post comenté.
Antes de ésto le había dicho un "hola" un día que lo vi pasar por la escuela; por lo menos en aquel entonces sabía quien era, me reconoció, sabía que yo existía; ahora, por desgracia, volví a ser invisible a su ojos.

Tan feo me veo rapado o tanto me cambia la cara que en días posteriores tampoco me ha mirado. Y eso, señoras y señores, duele bien requete harto.

Por eso, me despido, nos vemos la siguiente vez; me voy con el orgullo herido y esperando que mis poderes de materialización sean restituidos a la brevedad.




miércoles, octubre 07, 2009

Cuarto de siglo

Hace como un mes fue el aniversario de una fatídica fecha. Tal aniversario, mientras avanza en su temible conteo anual, llegó a un tenebroso número que ya puede nombrarse términos de siglos. Tal fatídica fecha fue mi cumpleaños y tal tenebroso número fue el 25: el cuarto de siglo.

Sí, ya cumplí un cuarto de siglo y pues... mmeeeeee, la verdad que no me siento viejo, la comparación inmediata con mis compañeros de clase sí me deja en términos de anciano, pero realmente no ando rayando en al senectud. Y ya si nos vamos a experiencia de vida seguro ellos son más experimentados que yo, así que en determinadas áreas de la vida sigo siendo un polluelo.
Pero es precisamente éste último dato el que me pesa más cada año, porque cada año sube la cifra de "... años sin haber besado a alguien", "... años sin un peor es nada", "... años sin sexo", etc. Y en ese sentido me parece que el número se vuelve ridiculamente grande e inmencionable en cuanto a esto hechos no ocurridos.

No celebré mi cumpleaños; no tuve tiempo porque estuve en la escuela, estuve cansado y la verdad es que nunca lo celebro; mi religión me prohíbe hacer fiestas (ja).
Realmente siento que no tengo mucho que celebrar, en otros años me he dedicado algún tiempo solito y me he consentido un poco, pero ahora no pude. Tampoco sufro mucho por no haberlo hecho este año, es muy X.

Y así están las cosas, un año más viejo.


P.D. ¿Podría acaso considerarlo mi cumpleaños de plata?



P.D.(2) ¿Dejaré de ser de chocolate para volverme niño de plata?
P.D. (3) ¿O le copio a los halcones galácticos y me vuelvo niño de cobre? XD
P.D. (4) ¿Debería dejar de decir tantas burradas en los postdatas?
P.D. (5) ¿Debería escribir menos postdatas? XD






martes, octubre 06, 2009

Por el nombre empieza

Hace como una semana intenté escribir un post. Era un tema muy detallado, muy elaborado, muy extenso y, para no variar, muy depresivo. Y así con esas intenciones lo empecé, pero el escrito fue tan largo que ya cuando lo iba terminando se me había pasado la depresión, entonces opté por ya no postearlo porque me parecía una burrada.

Por eso he considerado que sería conveniente empezar con post más breves. Éste es uno. No es algo mu elaborado pero quiero ponerlo antes de que se me olvide. Ésto se titula:

"Por el nombre empieza"
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En este semestre me tocó escoger horario de clases a voluntad, y como quedé en varios grupos me dio oportunidad de conocer, de abarcar más personas. Entre el montón de personas (personas poco importantes) me tocó una clase con un chavo que ... me gustaba. Lo vi, creo, desde el primer día de escuela hace un año y me gustó; pero nunca supe su nombre.

Y por alguna extraña razón metafísica el nombre es importante para mí; creo que me permite invocarlo, repetirlo obsesivamente como mantra o algo así. Resulta pues, que éste semestre ya sé su nombre y... sí... me empieza a gustar, y ...ya empiezo a ver razgos de obsesión en mí.

Claro, si yo fuera una persona normal el conocerlo, tomar clase con él y saber su nombre sería un primer paso para el acercamiento, pero no, soy un ser bien pinche extraño y con base en las evidencias de mi comportamiento en los últimos 25 les aseguro que no va a pasar absolutamente nada, ni le voy a hablar.
Conque, declaro oficialmente iniciada la temporada de obsesiones(Bienvenidos a esta montaña rusa obsesiva :P).






Ilusiones



El otro día me hice unas ilusiones tremendas.
Fueron de alto vuelo, muy oníricas y bonitas fantasía a ojo abierto; y entonces subí y subí hacia las nubes con alitas de cera.
Duré como 30 minutos con las ilusiones, y la realidad me bajó al piso y ¡chingao! me dolió la caída.
Pero en fin, es la realidad.
Esas cosas con las que me ilusiono, las que me imagino, no me pasan a mí.